El verdadero crecimiento personal es un camino de deconstrucción, es decir, de liberar, quitar y disolver todo lo que no eres. Formamos la identidad personal desde las experiencias que vamos teniendo y la interpretación que tenemos de las mismas, la visión y perspectiva personal es lo que traza el matiz de como cada situación va a influir en ti. ¿Pero cuantas veces nos detenemos a pensar de donde viene esa interpretación? ¿Cuánto de lo que piensas ni siquiera es tuyo? ¿Cuántas creencias son heredades o fundamentadas en miedo por pertenecer?
Crear tu propia vida desde creencias ajenas o no cuestionadas siempre va a llevar a una sensación de insatisfacción o falta de. La incomodidad muchas veces surge del miedo a perderse a uno mismo si suelto esa identidad a la que tan fuertemente me he aferrado a: la manera de ver las cosas, todas las identificación que tengo sobre mí mismo y sobre el mundo, la pertenencia a ciertos grupos. Mucho de ese proceso pasa de manera inconsciente, tomamos decisiones sin reconocer de dónde vienen. Accionamos sin cuestionarnos o reconocer la verdadera intención que hay detrás. Se pasa la vida en modo automático viviendo vidas de expectativas, o carencias. Requiere valentía voltear a vernos, porque es ver eso que solemos reprimir, y sobre todo es sentir.
Sentir la incomodidad del cambio, sentir emociones intensas, sentir cosas que muchas veces no tienen una secuencia lógica. ¿Por qué si todo el tiempo estoy percibiendo, donde queda el control? ¿Me doy la oportunidad de regular mis sensaciones o mejor las evito o justifico?
El control viene de la mente, de los conceptos, de poder identificar y clasificar todo, de racionalizar. Y aunque esa racionalización tiene una serie de beneficios grandes, únicamente depender de ella es limitar tu experiencia humana. No eres solo tu mente, eres la consciencia que se está experimentando y puede observar esa mente. Eres el observador de tu realidad. Ni siquiera eres tu cuerpo, tu cuerpo es un elemento que usas para interpretar y percibir la realidad (no es tu totalidad). Y en ese juego entre diferentes elementos, ese cuerpo y esa mente van a estar en constante transformación. Nadie es cien por ciento algo, ni cien por ciento tímido, o malvado, o buena, o extrovertido, ni serás eternamente joven, rubio, o de la edad que tienes. La incoherencia es parte de tu humanidad, y está bien.
Todos somos un poco incoherente, ya que todos los contrarios habitan en todas las personas, y en caso de que intentes no verlo el tiempo siempre te lo puede recordar. Nunca eres la misma persona de ayer, y entonces si ya cambiaste… ¿Quién eres? Son tus elecciones hechas a través del reconocerte a ti mismo, esa voluntad de elegir y darte cuenta es lo que eres. Cambiante, etéreo, y posibilidades. Eres consciencia pura experimentándose a sí misma.
Y esa consciencia, que va a recibir información a través de conocimiento, emociones, experiencias, interpretaciones, sensaciones, acciones, y conexiones. Eres las elecciones que tomas y la conciencia desde donde lo haces. ¿Quieres ser mas? Empieza por darte cuenta de más de ti. A reconocer que así lleves eligiendo un patrón 50 años hoy lo puedes hacer diferente. Que tus identificaciones más que paz, generan control. Y desde el control nunca podrás ser libre.