Quién soy

Hola me llamo Adriana Prieto, casi todos me dicen Adri. Me dedico a compartir conocimiento, herramientas y perspectivas con la misión de que las personas puedan experimentar una vida con más calma, propósito y libertad. ​

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 Mis propia brújula interna se ha ido encargando de ir construyendo el camino para estar donde hoy estoy. Estudie psicología, y ese fue el inicio para ir contactando conmigo y re descubriendo mucho que había reprimido en mí. La psicología me dio técnicas y herramientas increíbles, me hizo voltear a ver partes de mí que estaba enterrando y pase de pensar “voy a estudiar esto, lo de menos es que no me guste y me cambio”, a realmente entregarme y dejarme transformar. 

Siempre sentí que la perspectiva desde psicología estaba vista desde un enfoque cognitivo y racional. Y lo que a mi más me apasiona es entender algo que no es definible, buscar un mas allá que nadie te explica y saber que la vida tiene muchos misterios que rara vez se van a enseñar en una universidad. 

Salí de universidad, muy indecisa y creyendo que tenía que buscar algo seguro y estable; así que lo encontré. Trabaje en una empresa restaurantera durante 7 años, dudando entre que tenía que elegir: una carrera más empresarial y tradicional, o apostar por lo que me gustaba. Me tarde un rato, hasta que llegó la pandemia de COVID y con todo el movimiento que trajo me empujó a tomar decisiones. Busqué nuevas formas de poder aproximarme a la consciencia humana desde lo que a mí me gustaba y era coherente y autentico. Inicie mi maestría y se ha ido abriendo un mundo muy extenso, cuestionar e integrar desde sabiduría oriental, técnicas energéticas y al mismo tiempo abrirme a nuevos recursos. 

He ido desarrollando mis propios métodos y una esencia propia al momento de aterrizarlos. Hoy me queda claro que todos los caminos llevan a un mismo destino: a la luz, a la verdad, a la unicidad. No todos los caminos son para todos. Cada quien va eligiendo el suyo. 

Desde niña me he considerado una persona peculiar, aunque durante algunas etapas de mi vida buscaba con todas mis fuerzas pertenecer y hacer lo mismo que todos los demás hacían, nunca lo logré. Es como si la vida me dijera “sigue intentando lo que quieras, pero por ahí no es”. Mi forma de ver las cosas es diferente a la que generalmente se tiene, por años sentí que eso era algo incorrecto en mí ya que en ese momento que alguien externo no me decía que estaba bien, o que me entendía, simplemente hacía que me juzgara más duramente a mí misma. 

Hoy en día he ido aprendiendo como son los juicios una de las barreras más grandes y profundas, y como al irlos disolviendo primero de ti misma puedes ir creando una conexión más amable con todo lo demás que existe. 

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Y para cerrar, te cuento algo que escuche hace poco y lleva haciendo eco en mi cabeza y corazón. Ya te hablé de mi pasado, mi presente reciente y ahora toca una visión hacia el futuro y colectivo. Es fuerte, pero igual te lo voy a decir: vas a vivir tal vez cien años (unos más, otros menos), después de tu vida poco a poco irán desapareciendo las personas que te conocieron – pocos de nosotros conocemos o sabemos algo de los abuelos de nuestros abuelos, por ejemplo -. Muchas personas pasan esos años de vida solamente existiendo, sin darse cuenta que con su propia vida pueden crear un impacto en un futuro del que ya ni siquiera van a ser parte. Es tarea de cada uno empezar a crear, actuar y vivir no solo viendo la inmediatez de nuestra propia vida, sino reconociendo el impacto colectivo que generamos. Y que un mundo diferente es posible gracias a quienes lo eligen a través de su propia vida, aunque no sean ellos quien van a experimentarlo tal vez. Es momento de despertar.

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Una vida plena y expansiva es una elección que conlleva practica y constancia. 

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Te abrazo,

Adri

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